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24 de abril de 2009

JUEVES SANTO

Autor/es: Dora Arce Valentín

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Orden para la Celebración Eucarística


Dirigen: Miembros del Comité de Liturgia

Nos congregamos en comunión alrededor de la Palabra
PRELUDIO

Por el grupo coral: “Abre tus puertas, Jerusalén”

(Mientras escucha el preludio, por favor, guarde silencio,

tome su asiento y prepárese para rendirle culto a Dios)

PREPARACION

L: Las palmas y los hosannas han quedado atrás, la entrada de Jesús a nuestra comunidad es una realidad, él nos invita hoy a hacer un nuevo pacto de solidaridad, amor y esperanza. Si pensábamos que el egoísmo, el desamor y la desesperanza nos destruirían, Jesús presente en medio nuestro nos hace recuperar la fe.

Todas/os: Sí, hay fe y confianza entre nosotras y nosotros. Jesús va a nuestro lado para construir juntas y juntos el Reino.

L: Hoy es una noche de fiesta, Jesús nos invita a celebrar la cena ¿Quién puede quedar hambriento ante la mesa comunitaria, servida con el amor de las hermanas y los hermanos? Esta noche rememoramos la última cena, noche de anhelos compartidos, revelaciones y aprendizajes. Si algunos momentos no somos capaces de entender del amor de Dios, la Santa Cena nos da la clave para comprender las palabras y las acciones del Maestro.

Todas/os: Si, hay sabiduría en la mesa servida para todas y todos y nadie quedará con hambre. La Santa Cena nos descubre el misterio del servicio, la clave de una vida feliz.

L: Jesús no guardó nada para sí, el mismo se ofreció como alimento. Compartir la mesa es más que alimentar el cuerpo, es dar sentido de vida plena, es ofrecer sentido a una vida que sin entrega a los demás se nos convierte en muerte. Si pensábamos que la muerte saldría victoriosa, este símbolo sagrado renueva el compromiso que tenemos con Jesús de entregarnos también nosotras y nosotros como alimento.

Todas/os: Sí, somos el alimento espiritual de un mundo nuevo, de una humanidad renovada, al ofrecernos a los demás cumplimos con la vida que Jesús abrió para todas y todos.

L: Sirvamos pues la mesa

Todas/os: Sí, sirvamos ya la mesa comunitaria para todos sin distinción

L: Hagamos pues la fiesta

Todas/os: Sí, hagamos la fiesta como un signo de reconciliación y de nuestra vida renovada.

(Mientras cantamos entrarán el pan y el vino, un mantel, cesta con panes, botella con vino, platillo, copa, Biblia, los tres candelabros y la vela central del altar)

Himno Congregacional. Pan y Vino (de la Misa Cubana I) €




1. Pan y Vino te traemos

Y en ellos van, buen Señor,

El trabajo y los estudios y nuestra diaria labor:

//La alegría y los dolores

la juventud y el amor//



Coro: //Pan y vino, con amor,

ante tu mesa traemos.

Pan y Vino te ofrecemos,

frutos de nuestra labor//



2. Pan y Vino te entregamos,

Y en ellos van, buen Señor.

Nuestra Patria, nuestra tierra, de café y cañaveral.

//que tú no olvidas y cuidas,

y guardas de todo mal// (Coro)

3. Pan y vino hoy presentamos:

vaya en ellos, nuestro Dios,

el mundo que tú creaste, que sufre pena y dolor

// Y aquellos que están luchando

por crear un mundo mejor// (Coro)




CONFESION DE PECADO

Y LA SEGURIDAD DEL PERDON

L: La mesa comunitaria ya está servida, la fiesta ha comenzado, pero no somos santos ni puros. Frente a la cena de todas y todos nos acordamos de nuestras faltas. Incluso allí donde Jesús compartió con sus discípulos se consumó una traición. Fue Judas el traidor, pero pudimos ser también cualquiera de nosotras o nosotros.

Todas/os: Sí, pudimos ser nosotras o nosotros los traidores. De hecho confesamos haber traicionado a Jesús cada vez que no hemos hecho caso a las voces de las afligidas y los afligidos, cuando no hemos querido ver el desamparo de muchas y muchos y no hemos contribuido a su recuperación. Cuando hemos servido la mesa solo para nosotras y nosotros y nos hemos creído sanos, salvos y santos alejados del mundo, en medio de tanto por hacer, tanto que ofrecer, tanto que aprender de los demás.

L: Sí Jesús, confesamos nuestras faltas y esperamos tu perdón.

Todas/os: Perdónanos Señor, abre nuevas oportunidades para esta comunidad que quiere seguir sirviendo, amando y aprendiendo.

L: Meditemos unos minutos en nuestras faltas personales, sintámonos libres de quedarnos en nuestros asientos o reclinarnos cerca de la mesa donde el perdón de Dios se manifiesta.

(tiempo de meditación personal)

El grupo coral canta: Es Noche en el Olivos.

L: Esta es la verdad y el amor del Señor. Dios nos perdona y renueva, el Señor nos fortalece para una nueva vida de servicio. Cantemos juntas y juntos mientras la luz del señor entra para iluminar nuestra mesa comunitaria.

Himno comunitario: Tú has venido a la orilla. (CD No 153)

EL ENCUENTRO CON LA PALABRA

Dios de amor, creador de toda buena cosa que nos ayuda a vivir, queremos recibir tu palabra a corazón abierto, para que en el centro de nuestra vida, allí donde anidan las cosas que le dan sentido, tu voz sea la melodía que nos ayude a disfrutar plenamente de la vida que nos regalaste. Amén
RESPONSO CONGREGACIONAL:

//Es tu Palabra lámpara para mis pies, Señor.

//Lámpara para mis pies y luz,

luz para mi camino.//

LECTURA DE LA PALABRA Y PROCLAMACION

La pastora

AFIRMACION DE FE

(Responso según el Evangelio de Juan)

L: El Señor, mientras estaban cenando, se levantó de la mesa, echó agua en una palangana y se puso a lavar los pies a los discípulos y a secárselos con la toalla que llevaba a la cintura.

P: Señor, enséñanos a ser servidores de los demás.

L: Ahora no entienden lo que estoy haciendo, pero después lo entenderán. Si yo, el Maestro y Señor, les he lavado a ustedes los pies, también ustedes deben lavarse los pies unos a otros.

P: Señor, enséñanos a ser servidores de los demás.

L: Les doy este mandamiento nuevo: Que se amen los unos a los otros, Así como yo los amo a ustedes, así deben amarse ustedes los unos a los otros.

P: Señor, enséñanos a ser servidores de los demás.

L: Si se aman los unos a los otros, todo el mundo se dará cuenta de que son discípulos míos.

P: Señor, enséñanos a ser servidores de los demás.

Todas y todos: Tres cosas hay que son permanentes: la fe, la esperanza y el amor, pero la más importante de las tres es el amor.

L: Este es la el contenido fundamental de la fe que nos da sentido. Cantemos pues unidas/os como comunidad que confiesa a Jesús y vive la esperanza

Himno congregacional: La mano de Dios (CD No. 230)

LA SANTA CENA

Institución Comunitaria de la Cena

L: Señor, tu nos das poder para bendecir los alimentos, como hijas e hijos tuyos. A través del bautismo tu nos capacitas también para consagrar este anticipo de la plenitud del Reino, porque llegada la hora te sentaste a la mesa y contigo tus amigas y amigos, y les dijiste, ¡Cuánto he deseado comer con ustedes esta Pascua antes de padecer! Y habiendo tomado la copa diste gracias y dijiste: ¡Tomen esto y repártanlo entre todos!

Todas/os: Nadie quedó con sed Señor, nadie ha quedado sediento

L: y tomaste el pan y diste gracias, y lo partiste, y lo repartiste diciendo: ¡Esto es mi cuerpo que por ustedes ofrezco, hagan esto es memoria mía!

Todas/os: Nadie quedó con hambre Señor, nadie ha quedado hambriento. Porque después de haber cenado tomaste la copa y dijiste: ¡Esta copa es el nuevo pacto en mi sangre, que por ustedes se derrama!

L: Desde entonces hemos cumplido y seguiremos cumpliendo tu mandato.

Todas/os: Caminemos a la mesa consagrada por tu amor, cumplido en nosotras y nosotros. Caminemos a la mesa por la esperanza del mundo que en el compartir te recuerda y, al hacer memoria de ti, se hace realidad.

L: Dispongámonos a compartir la cena en nombre de Jesús

La Comunión

Himnos especiales por el grupo coral: Panis Angelicus, Recordemos la muerte del Señor.

Acción de Gracias

L: Hemos cenado en tu nombre Jesús de Nazaret y te damos gracias. Tus palabras han cobrado vida en esta comunidad. Todas/os: Hemos andado un camino difícil pero glorioso, como el tuyo Señor. Un camino en que honramos tu compromiso con la paz y la justicia. Te pedimos que nos ayudes a encontrar la mejor manera de hacerlas realidad en nuestros actos cotidianos.

L: Este es el momento en que recordamos a las mujeres y los hombres de esta comunidad que han hecho posible que la mesa de la reconciliación y la unidad de nuestra iglesia siempre haya estado servida. (guardamos silencio por unos instantes).

Envío y bendición

L: Cuan grande ha sido nuestra alegría esta noche. Hemos hecho fiesta en nombre del amor y la esperanza, pero la luces comienzan a apagarse y la imagen de la cruz es el horizonte que nos sorprende en el camino. El testimonio bíblico nos dice que en medio de la gran fiesta hubo el anuncio terrible de la crucifixión.

Todas/os: Jesús fue entregado, fue injuriado y torturado, esa también en nuestra fe: un Dios entregado a la injusticia, que sufre con nosotras y nosotros, y entrega la vida para que aprendamos a entregar la nuestra.

Himno especial por el grupo coral

“En el Getsemaní”

L: Nuestra fiesta termina con un sabor amargo que nos recuerda que aun hay odio, exclusión y muerte alrededor nuestro. Nuestra fiesta no podrá ser eterna hasta el día en que cada mujer y cada hombre puedan vivir en paz para siempre.

Todas/os: Lo sabemos y por esto trabajamos y nos esforzamos en nuestro caminar. Guíanos Señor Jesús para que nuestro mundo vea ese día en que no exista más dolor, inseguridad u opresión.

L: Salgamos de este templo a meditar y reflexionar sobre la cruz en que fue clavado Jesús y en la que son clavadas y clavados hoy miles de mujeres y hombres, jóvenes, niñas y niños, ancianas y ancianos, victimas de la ambición y la injusticia. Pero no perdamos la esperanza ni el rumbo que marca el Evangelio

Todas/os: Nada nos hará perder la esperanza: ni el hambre, ni las guerras, ni la traición, ni la marginación, ni la muerte porque sabemos el final de la historia y confiamos en la justicia de Dios que disipa las tinieblas de nuestros caminos y nos permite siempre ver el sol y trabajar por la vida

Pastora: Yo los invito a ponernos de pie y bendecirnos comunitariamente colocando nuestra mano derecha en el hombro derecho de nuestra hermana o hermano.

Cantamos:

La bendición del Dios de Sara, Abraham y Agar
La bendición del Hijo, que de María nació.
La bendición del Santo Espíritu de amor,
Que vela por nosotros cual madre por sus hijos,
Descienda sobre todos. Amén.
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