24 de abril de 2009
Oración por la Patria y por la Iglesia en el aniversario
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Padre nuestro y Padre de la humanidad: Te damos gracias en este día por esta tierra, que tú diste a nuestros antepasados como sagrada mayordomía.
Te agradecemos por todo lo que hemos recibido como parte de esta sociedad que un día quiso ser libre y que juró vivir en
convivencia con libertad y dignidad para todos. Damos gracias por todos los que forjaron este pequeño país con sus
ideas, con su trabajo, con su visión y dedicación, y con el aporte de cada uno y en cada generación para ser lo que hoy
somos.
Confesamos, Señor, que no siempre hemos vivido de acuerdo a los más altos ideales y esperanzas de nuestros fundadores y
constructores de sucesivas generaciones, y que mucho menos de acuerdo a Tu ley. Reconocemos que no siempre y no todos
hemos tenido como nuestro único Dios y Señor y que hemos hecho imágenes políticas, ideológicas, deportivas, culturales y de estilos de vida pasajeros, y nos hemos
inclinado a ellas y les hemos dado lo mejor de nuestras almas, nuestros bienes y nuestros esfuerzos. Otros han excluido tu Nombre en nuestros escritos y en nuestro
lenguaje de cada día, en un país fuertemente secularizado, mientras que los usamos tu Nombre reconocemos que muchas lo
hemos hecho en vano y para encubrir nuestras verdaderas intenciones o nuestro vacío interior.
Confesamos, Señor, que no hemos podido todavía lograr la seguridad de trabajo y de ingresos como para que todos tus
hijos tengan el necesario y merecido reposo para santificarlo. Hemos matado en luchas fratricidas a nuestros hermanos en esta tierra y hemos negado la vida en vida a
sectores de nuestra población que no la pueden disfrutar plenamente, a pesar de nuestros esfuerzos en crear un país,
sano, justo y solidario.
Honramos el Día del Padre y el Día de la Madre, pero no siempre hemos sabido honrarles a ellos con nuestra vida, con
nuestro cariño y con nuestro sostén.
Tu mandato de no hurtarás es ignorado por los que se apropian de lo ajeno por la violencia como por aquéllos que lo hacen a través de sus influencias y de sus recursos
financieros y especulativos.
No siempre nos hemos ahorrado el comentario dañino hacia nuestro prójimo. Por todo ello Señor, te pedimos perdón.
Confiados en Tu perdón dado en Jesucristo y hecho presente esta mañana por la presencia de Tu Santo Espíritu, intercedemos por nuestro país. Y por nuestra iglesia para
que sea fiel en su misión y testimonio dentro de nuestra sociedad. Amén
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